La Inteligencia Emocional no es suficiente: desarrolla tu Inteligencia de Valores (IdV)

Virgilio Postigo
12 min readAug 13, 2021

Nuestros retos pueden ser nuevos. Los instrumentos con los que los afrontamos pueden ser nuevos. Pero los valores de los que depende nuestro éxito — el esfuerzo y la honradez, el valor y el juego limpio, la tolerancia y la curiosidad, la lealtad y el patriotismo — son algo viejo. Son cosas reales. Han sido el callado motor de nuestro progreso a lo largo de la historia. Por eso, lo que se necesita es volver a estas verdades. Lo que se nos exige ahora es una nueva era de responsabilidad, un reconocimiento por parte de cada estadounidense, de que tenemos obligaciones con nosotros mismos, nuestro país y el mundo; unas obligaciones que no aceptamos a regañadientes sino que asumimos de buen grado, con la firme convicción de que no existe nada tan satisfactorio para el espíritu, que defina tan bien nuestro carácter, como la entrega total a una tarea difícil.

Fragmento del discurso de investidura de Barack Obama pronunciado el 20 de enero de 2009

El día en el que el 44 presidente de los Estados Unidos de América Barack Obama fue nombrado, el mundo se encontraba en crisis, una crisis económica, pero también una crisis de principios y valores. Por tanto, él consideró importante promover en su discurso de investidura una vuelta a esos viejos principios y valores como motor para afrontar los nuevos retos de este mundo.

En los últimos años nos hemos concienciado que hay que desarrollar nuestra inteligencia emocional, lo cual está bien, porque entrenar nuestra inteligencia emocional implica la mejora de los siguientes aspectos: la capacidad de motivarnos a nosotros mismos, de perseverar en el empeño a pesar de las posibles frustraciones, de controlar los impulsos, de diferir las gratificaciones, de regular nuestros propios estados de ánimo, de evitar que la angustia interfiera con nuestras facultades racionales y la capacidad de empatizar y confiar en los demás.

No obstante, pensando en las personas que me inspiran (cito unas cuantas: Marco Aurelio, Florence Nightingale, Gandhi, Teresa de Calcuta, Martin Luther King, Rosa Parks, Nelson Mandela o Malala Yousafzai) creo que para ellas ha habido algo más importante que la gestión de sus emociones, creo que lo que realmente les ha dado fortaleza y ha definido sus objetivos por los que luchar siempre han sido sus principios y valores.

Imágenes de personas que me inspiran. Fuente de imágenes: Wikipedia.

Por tanto, creo que cultivar nuestra inteligencia emocional no es suficiente, sino que hay que complementarla con el desarrollo una Inteligencia de Valores (IdV), que podríamos definir como:

La Inteligencia de Valores (IdV) es el conjunto de capacidades y habilidades de los individuos para reconocer, entender, gestionar y modificar sus propios valores y los de los demás con el fin de perseguir objetivos individuales y comunes.

Es decir, el desarrollo de nuestra Inteligencia de Valores consistirá en construir un conjunto adecuado de valores para dirigir nuestra vida a partir de ellos, y para establecer relaciones entre individuos y grupos de individuos u organizaciones para perseguir objetivos individuales o comunes basados en estos valores.

Nota: El concepto de Inteligencia de Valores (o Values Intelligence) ha sido mencionado anteriormente por otros autores con un enfoque diferente al mío. Adjunto una referencia de ejemplo por si es de interés: Values Intelligence.

¿Para qué debemos desarrollar nuestra Inteligencia de Valores (IdV)?

Debemos desarrollarla por varios motivos:

Para cultivar unos valores que conformen nuestro carácter y el de la sociedad en la que vivimos. No podemos navegar sin brújula, sin saber que es lo que está bien y lo que está mal, necesitamos un conjunto de valores que sirvan de guía al individuo en sus deseos de autorrealización, y sirvan a la humanidad en sus aspiraciones de paz y fraternidad.

Para disponer de unas herramientas que nos permitirán ser más felices y enfrentarnos mejor a las dificultades de la vida. La verdadera felicidad deriva de la identificación y el cultivo de nuestros valores y de su uso cotidiano en el trabajo, el amor, el ocio y la educación de los hijos. El cultivar nuestros valores aumenta nuestro nivel de “resiliencia” y por tanto nos permite enfrentarnos mejor a las adversidades.

Para poder crecer como personas y ser más libres. La persona que tiene valores es mucho más libre que la que no las tiene, es capaz, por ejemplo, de no comer algo que no le conviene, aunque le apetezca mucho, o de trabajar cuando está cansado, o de no enfadarse por una minucia.

Para proporcionarnos energía en nuestra actividad diaria. “Los valores son la energía que te permitirá afrontar con éxito tus objetivos” (Virgilio)

Para definir nuestros objetivos, y en definitiva para dirigir mejor nuestra vida. La elección de tus misiones y objetivos que conformarán, en definitiva el sentido de tu vida, dependerá mucho de tus principios y valores.

El desarrollo de la Inteligencia de Valores consistirá en cultivar un conjunto de valores que conformen nuestro carácter y nos ayuden a definir y conseguir nuestros objetivos individuales, o comunes con otras personas u organizaciones.

¿Cuáles son los valores que debe incluir nuestra Inteligencia de Valores (IdV)?

Creo que los valores a cultivar son universales para todos los seres humanos, por tanto todos deberíamos cultivar los mismos valores. Martin E. P. Seligman, destaca en su libro “La auténtica felicidad” que aunque tradicionalmente las diferentes ramas de la ciencia, como la psicología, no le han dado a los principios y valores la importancia que debieran, la religión y la filosofía sí que se han ocupado de los principios y valores de las personas durante milenios y existe una convergencia sorprendente entre diferentes tradiciones como Confucio, Aristóteles, Santo Tomás de Aquino, el código Bushido de los Samuráis o el Bhagavad-Gita hindú. Según Seligman todas estas tradiciones incluyen seis grupos de fortalezas o virtudes clave que debería cultivar el ser humano:

La sabiduría. La sabiduría es una capacidad del ser humano, que le permite tomar decisiones justas y perfectamente equilibradas a partir del discernimiento entre la verdad y la falsedad, y entre lo bueno y lo malo. Cultivan la sabiduría aquellos que sienten amor por el conocimiento, se enfrentan a la realidad con una mente abierta sin prejuicios, aprenden de lo que les sucede, tienen un pensamiento creativo, se preguntan el porqué de las cosas, les gusta comunicarse con los demás, se ven a sí mismos desde una cierta distancia y poseen una visión general del mundo. Un ejemplo de personas que perseguían la sabiduría eran los filósofos estoicos, mi rama preferida de la filosofía ya que tiene una aplicación directa en nuestra vida.

El valor. Las personas valerosas son aquellas que no se arredran ante las amenazas, los retos, el dolor o las dificultades. El valor nos sirve para enfrentarnos a miedos como el del sufrimiento o el del cambio haciéndonos sobreponernos a los elementos emocionales de estos temores; el valor se suele asociar a virtudes como la valentía, la perseverancia y la integridad. Un ejemplo de valor, perseverancia e integridad fue el demostrado por Gandhi al defender los derechos de millones de hindúes.

El amor. El amor es considerado como un conjunto de comportamientos y actitudes, incondicionales y desinteresadas, que se manifiestan entre seres capaces de desarrollar una inteligencia emocional. Cultivan el amor aquellos que practican la bondad y la generosidad, aman y se dejan amar. Un ejemplo de persona que practicó el amor fue la madre Teresa de Calcuta que compartió su vida en las calles de Calcuta con los más pobres, los enfermos y los hambrientos.

La justicia. la justicia nació de la necesidad de mantener la armonía entre los miembros de una sociedad. Es el conjunto de pautas y criterios que establecen un marco adecuado para las relaciones entre personas e instituciones, autorizando, prohibiendo y permitiendo acciones específicas en la interacción de estos. Un ejemplo de petición de justicia fue el demostrado por Rosa Parks, quien el 1 de diciembre de 1955 se negó a obedecer al chofer de un autobús público de Montgomery (Alabama), el cual quería obligarla a ceder su asiento a una persona de raza blanca y moverse a la parte de atrás del autobús como dictaba la ley de la época en el sur de los Estados Unidos.

La templanza. La templanza es la virtud que recomienda moderación en la atracción de los placeres y procura el equilibrio en el uso de los bienes creados. Asegura el dominio de la voluntad sobre los instintos y mantiene los deseos en los límites de la honestidad. En un sentido más amplio, los académicos la definen como sinónimo de moderación, sobriedad y continencia. Un ejemplo de templanza es el mostrado por Nelson Mandela quien tras ser elegido presidente de Sudáfrica fue capaz de crear un país donde todos pudieran convivir desterrando la enemistad entre blancos y negros.

La trascendencia. La trascendencia, que en términos religiosos se conoce como “espiritualidad”, comprende las capacidades que nos permiten ir más allá de nuestra persona y conectar con algo más elevado, con otras personas, con el futuro, la evolución, lo divino o el universo. Un ejemplo de trascendencia podría ser el de Marco Aurelio por todas las enseñanzas que nos legó a generaciones futuras, particularmente a través de su obra Meditaciones.

El desarrollo de nuestra Inteligencia de Valores (IdV) pasaría por cultivar los siguientes valores comunes para toda la humanidad: La sabiduría, el valor, el amor, la justicia, la templanza y la trascendencia.

Valores universales a cultivar para desarrollar nuestra Inteligencia de Valores

¿Cómo podemos desarrollar nuestra Inteligencia de Valores (IdV)?

Al igual que podemos potenciar nuestro cuerpo a través del entrenamiento físico, también podemos desarrollar nuestra Inteligencia de Valores practicando hábitos correctos. Podemos definir nuestros hábitos como una serie de pautas que repetimos de modo constante y cotidiano, a menudo de forma inconsciente, que expresan nuestro carácter y generan nuestra efectividad… o inefectividad. Los seres humanos somos animales de costumbres, de hecho, algunos psicólogos sostienen que más de un 90% de nuestra conducta se forma gracias a nuestros hábitos. En el momento que decidamos realizar ciertos actos de una manera más efectiva de la que la ejercemos habitualmente estaremos modificando nuestros hábitos, la modificación de nuestros hábitos provocará el que reforcemos los valores universales que debemos cultivar, el cultivar estos valores desarrollará nuestra Inteligencia de Valores.

Los Actos crean Hábitos, los Hábitos crean Valores, con ellos se desarrolla nuestra Inteligencia de Valores

Una vez que desarrolles tu inteligencia de valores aplícala en tus relaciones con los demás, cuantos más valores universales compartamos, más fácil será definir objetivos comunes y trabajar juntos por realizarlos.

A continuación, mostramos unos ejemplos de dichos hábitos que podemos crear para ayudarnos a cultivar nuestros principios y valores y por tanto, desarrollar nuestra Inteligencia de Valores:

Para potenciar la sabiduría:

Procura ver las cosas desde una perspectiva general, teniendo en cuenta las diferentes partes o puntos de vista en vez de concentrarte en una visión parcial. Sólo desde una visión general se tendrá una visión de los temas en su conjunto y se podrán tomar decisiones sabias.

Cuando te enfrentes a un problema ten la mente abierta para encontrar soluciones no convencionales.

Puedes elaborar una lista de temas que te interesen y dedicar tiempo a ellos: aprender inglés, apuntarte en un curso de escritura creativa o estudiar la filosofía estoica. Si te apasiona un tema concreto puedes compartir tus conocimientos con los demás: inscribirte en una asociación cultural, apuntarte a un grupo de Facebook, etc.

Puedes filtrar los mensajes estereotipados o sesgados que te dan la sociedad en general y los medios de comunicación en particular y procurar formar tus propias opiniones. Deberás seleccionar medios confiables para acceder a información. Si encuentras información falsa puedes denunciarla para beneficiar a tus semejantes.

Para potenciar el valor (que comprende la valentía, la perseverancia y la integridad):

Decide enfrentarte a los problemas que surjan en vez de intentar evitarlos. En algunos casos estos problemas acarrearán dolor, pero éste será un dolor que servirá para que aprendamos, no hay nada peor que tener miedo al dolor en vez de afrontarlo. También puedes ver los problemas como oportunidades de mejora.

Detecta prácticas con las que no estés de acuerdo (injusticias, discriminaciones, comportamientos corruptos, etc.) y enfréntate a ellas.

Entrena la fuerza de voluntad y la perseverancia, estas son virtudes necesarias para el valor y cada día te ofrece oportunidades para ello, por ejemplo:

  • Pospón la satisfacción: realiza el lunes los trabajos más pesados de la semana, si dedicas el primer día a hacer la parte más desagradable del trabajo después tendrás el resto de la semana para realizar los trabajos que más te agraden. Trabaja lo necesario entre semana para tener libre el fin de semana para las actividades de ocio que te interesan. Estudia duro durante el curso para tener después unas merecidas vacaciones. Es más satisfactorio realizar el trabajo duro primero y al final obtener el premio, que disfrutar ahora y pagar después, pero exige una disciplina que hay que cultivar.
  • Cuida de tu salud realizando un ejercicio físico frecuente y adoptando buenos hábitos alimenticios.
  • Haz una lista con los asuntos importantes que estás posponiendo y escribe un plan para llevar a cabo cada uno de ellos.
  • Acaba lo que comiences, no te rindas ante las dificultades que encuentres.
  • Haz que tu estado de ánimo dependa de ti, no de los elementos externos. Si eres de aquellos que está contento cuando hace buen tiempo y triste cuando hace mal tiempo, entrena tu carácter para estar contento independientemente del tiempo atmosférico, si hace mal tiempo sonríe. El pájaro no canta porque está contento, sino que está contento porque canta.

Practica la integridad, actúa de acuerdo con tus pensamientos. Detecta en que ocasiones te ves obligado a decir mentiras y piensa como puedes actuar de otra forma que no te obligue a engañar a los demás.

Para potenciar el amor:

Acepta que todas las personas son diferentes y todas se merecen respeto. Aprende a reconocer las diferencias de cada persona, a valorarlas y a comunicarte con cada una de acuerdo con su estilo de comunicación.

¿Ayudas voluntariamente a tus vecinos o compañeros de trabajo? Este es el momento de hacerlo. Identifica algunas cosas que haces o sabes que puede ser de utilidad para otras personas y comunícaselo.

Colabora con tus compañeros de trabajo en vez de competir contra ellos. El trabajo en equipo ayuda a buscar áreas de colaboración, apúntate a proyectos donde puedas trabajar en equipo.

Apúntate a alguna actividad social de ayuda a los demás.

Ten en cuenta que tan importante como amar es dejarse amar, no pongas barreras a las manifestaciones de amor hacia ti y acéptalas.

Para potenciar la justicia:

Procura recompensar a la gente por el trabajo desarrollado y no por lo bien que te caigan.

En un trabajo en grupo asegúrate de que cada uno realiza su parte.

No permitas que se aprovechen de ti o de los demás, se asertivo con las personas que cometen estos actos injustos para que dejen de hacerlos.

Trata a los demás como te gustaría que te trataran a ti.

Para potenciar la templanza:

Exponte a situaciones donde puedas practicar el autocontrol. Procura por ejemplo interactuar con gente con la que no te llevas bien y prueba a transformar esas emociones negativas en otras positivas. Quizás mejores esas relaciones o en el peor de los casos al menos habrás practicado el control de tus emociones.

No te alegres demasiado por los triunfos ni te entristezcas demasiado por los fracasos. Estamos en este mundo para disfrutar y aprender, no para dejar que las emociones nos dominen.

Pospón la satisfacción y oriéntate a objetivos a largo plazo más que a corto plazo.

Identifica alguna cosa que te moleste y exponte a ella para observar tu enfado y procurar controlarlo.

Para potenciar la trascendencia

Disfruta de todo aquellos que te emocione: la naturaleza, la música, la pintura, etc.

Agradece y valora todo aquello que tienes. Procura ver siempre el lado bueno de las cosas. Muestra gratitud hacia las personas. Perdona las ofensas que te realizan.

Identifica tus objetivos o propósitos en la vida y persíguelos. Implícate por completo en las cosas que haces.

Busca el propósito o el significado de todo lo que ocurre en tu vida.

Conclusiones

En este artículo he defendido que el cultivar la inteligencia emocional hay que complementarla con el desarrollo de una Inteligencia de Valores (IdV). Esto nos será útil para: conformar nuestro carácter y el de la sociedad en la que vivimos, disponer de herramientas que nos permitirán ser más felices y enfrentarnos mejor a las dificultades de la vida, crecer como personas y ser más libres, proporcionarnos energía en nuestra actividad diaria y ayudarnos a definir unos objetivos correctos.

El desarrollo de nuestra Inteligencia de Valores (IdV) pasaría por cultivar unos valores comunes para toda la humanidad: La sabiduría, el valor, el amor, la justicia, la templanza y la trascendencia. Una vez que desarrolles tu inteligencia de valores aplícala en tus relaciones con los demás, cuantos más valores universales compartamos, más fácil será definir objetivos comunes y trabajar juntos por realizarlos.

La forma de desarrollar nuestra Inteligencia de Valores pasaría por practicar hábitos correctos, se proporcionan una serie de ejemplos de los mismos en el artículo.

Pulsa aquí para acceder a la versión en inglés de este artículo

— — — — —

© Virgilio Postigo Cubo. Agosto de 2021.

Este artículo ha sido inspirado en parte en mi libro “Dirige tu vida”. Puedes encontrar a continuación el enlace a este libro y otros que he publicado en Amazon:
https://www.amazon.es/Virgilio-Postigo-Cubo/e/B08LBXHMVG

Adjunto también la página web de mi libro “Nico, el pequeño detective” por si es de interés:
https://nicodetective.com/

--

--

Virgilio Postigo

Telecommunications Engineer based in Madrid, Spain. Interested in technology, writing, education, psychology, health, environment, and improvement of society.