Cuentos para educar: “Las apuestas de Pedro Urdemales con el gigante”

Virgilio Postigo
14 min readMar 18, 2023

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Imagen de Pedro Urdemales con el gigante (fuente Mitos, fábulas, cuentos y leyendas)

1) Introducción

Este escrito forma parte de una serie de artículos denominados Cuentos para educar donde presentaré cuentos clásicos adaptados a los niños para ofrecerles una historia divertida y con enseñanzas fáciles de entender. Cada uno de ellos puede utilizarse como material educativo para ayudar a los niños a desarrollar valores y lecciones importantes para la gestión de sus vidas. Puedes utilizarlos con los niños de la manera siguiente:

  • 1) Primero que lean el cuento que se incluye y que respondan una serie de preguntas relacionadas con el mismo, repasar las respuestas con ellos.
  • 2) A continuación, que hagan un resumen del cuento con sus propias palabras y sin tener el texto delante, revisar el resumen con ellos.
  • 3) Por último, contrastar con los niños las enseñanzas que han aprendido del texto. Se sugiere realizarles unas preguntas y explicarles después un resumen de las enseñanzas. También se propone aplicar las enseñanzas del cuento a un ejemplo de la vida diaria de los niños. En el caso de este cuento, la aplicación que te propongo es utilizarlo para desarrollar la creatividad en los niños. La creatividad es clave si queremos niños independientes en su forma de pensar, niños que muestren una buena actitud ante los cambios, que sepan razonar, que sean sensibles al entorno y que quieran explorar el mundo que les rodea.

Otro posible uso de estos artículos sería utilizarlos para el fomento a la lectura, y también para el trabajo de la comprensión lectora de los textos, que es un aspecto que la mayoría de los niños tienen que mejorar.

2) Lectura del cuento “Las apuestas de Pedro Urdemales con el gigante”

En una de sus aventuras, la noche sorprendió a Pedro Urdemales en medio de las montañas, para refugiarse del frio se metió en una gran cueva que encontró en el camino y rápidamente se quedó dormido. Cuando despertó por la mañana, vio a un enorme Gigante que lo miraba enfadado.

— ¿Quién eres tú? — le preguntó el Gigante — ¿Y quién te ha dado permiso para dormir en mi casa?

— Yo soy Pedro Urdemales, y para dormir aquí le he pedido permiso a mi cuerpo, que se sentía muy cansado y necesitaba reposo — respondió el hombre con una sonrisa traviesa.

— ¡Así que tú eres el famoso Pedro Urdemales! ¿Es cierto que eres tan astuto como dicen? — preguntó el Gigante.

— Tal vez no tanto, señor Gigante — respondió Pedro con modestia — . Pero estaré encantado de demostrarle lo que puedo hacer.

— ¡Excelente! — dijo el gigante con entusiasmo — . Te propongo un trato: serás mi huésped durante una semana y cada día haremos una apuesta. Por cada apuesta que me ganes te daré diez monedas de oro, pero si pierdes una sola de ellas te comeré. ¿Aceptas?

— ¡Por supuesto, señor Gigante! Estoy seguro de que vamos a divertirnos mucho. ¿Y quién sabe? Tal vez incluso pueda ganar un poco de dinero extra.

— Entonces mañana lunes comenzaremos — dijo el gigante contrariado por no haber conseguido asustar a aquel hombrecillo — Vamos a apostar primero quién lanza más alto una piedra.

— ¡Estupendo! Pero déjeme decirle que soy un experto en disparar piedras.

— Déjate de fanfarronerías y mañana veremos quién es el que gana — dijo el gigante.

Pedro Urdemales se levantó al día siguiente muy temprano, montó una trampa y cazó con ella un pequeño pájaro de color gris, que guardó en un bolsillo de su chaleco. Después regresó a la cueva y se hizo el dormido.

Al rato llegó el Gigante y le dijo:

— Ya es hora de que hagamos la primera apuesta.

— Bueno, pues, estoy a su disposición. Comience usted, que es el dueño de la casa.

El Gigante, inclinándose, tomó del suelo una enorme piedra y la lanzó con tanta fuerza, que, a pesar de su tamaño, dejó de verse en el cielo de lo lejos que subió, y tuvieron que esperar unos minutos hasta que la vieron caer.

— De veras que tiene usted una fuerza increíble — dijo Pedro.

— Es tu turno, a ver hasta dónde llega tu piedra — dijo el Gigante relamiéndose al pensar en el plato tan sabroso que iba a hacer con aquel hombrecillo.

Pedro se inclinó fingiendo recoger una piedra, pero en realidad lo que tenía oculto en su mano era el pájaro que había sacado de su bolsillo, se enderezó y lo lanzó hacia arriba como si fuera una piedra. El pájaro, ya en lo alto, viéndose libre, abrió sus alas y se remontó a tanta altura que se perdió de vista.

El Gigante se quedó esperando que la piedra cayese, pero Urdemales sonriendo, le dijo:

— No se moleste en esperar, he lanzado la piedra tan fuerte que seguirá subiendo hasta llegar a la Luna.

— ¡Tonterías! — dijo el Gigante refunfuñando y espero un buen rato, pero al final tuvo que darse por vencido, al ver que la piedra no caía, y le pagó a Pedro diez monedas por haber perdido aquella apuesta.

El Gigante llevó a Pedro a una cantera y mostrándole unas piedras blancas muy duras le dijo que al día siguiente apostarían a quién sería capaz de deshacer entre sus manos una de esas piedras hasta reducirla a polvo.

Pedro aceptó el desafío, pero antes le pidió permiso para ir al pueblo vecino a dejar arreglados unos asuntos antes de que el Gigante se lo comiera, porque parecía difícil competir contra su gran fuerza. El Gigante, halagado, le dio permiso, pero le hizo prometer a Pedro que regresaría antes del amanecer del día siguiente, ya que le gustaba hacer sus apuestas temprano en la mañana.

Pedro fue al pueblo y regresó antes del amanecer del día siguiente. Cuando llegaron al lugar de la apuesta, Pedro le dijo al Gigante que empezara él primero. El Gigante tomó una gran piedra blanca y, con un pequeño esfuerzo, la redujo a finísimo polvo.

— ¡Bravo! — exclamó Pedro — ahora vamos a ver qué puedo hacer yo.

Y sacando de su bolsa unos trozos de queso, que había comprado en el pueblo, fingió tomar de la cantera una gran piedra blanca, puso cara de esfuerzo y empezó a apretar el queso con sus dos manos hasta que cayó toda el agua que contenía en su interior, dejando en sus manos unos restos secos que parecían un puñado de harina.

— Me has ganado esta apuesta también, — dijo el Gigante disgustado — porque por más que yo apreté la piedra, no pude sacar ni una sola gota de agua y tan fuerte has apretado tú que has sacado casi un litro.

No tuvo más remedio que pagarle otras diez monedas. En seguida agregó:

— Mañana miércoles vamos a ver cuál de los dos, de un puñetazo, abre un hoyo más profundo en aquella roca.

— Aceptada la apuesta — contestó Pedro, y mientras el Gigante salía a buscar un ternero para su almuerzo, utilizó un pincho del asador del Gigante para excavar un agujero muy hondo en la roca, cuando comprobó que le cabía todo el brazo, hasta el hombro, dejó de cavar y disimuló la abertura tapándola con una delgada piedra que encajaba perfectamente en el hueco que había hecho.

Después de desayunar, al otro día, dijo Pedro al Gigante:

— A la hora que quiera podemos empezar.

Y sin hacerse de rogar, el Gigante le dio un puñetazo tan feroz a la roca que metió todo el puño en la misma. Fue tal el golpe que de sus nudillos empezó a caer un reguero de sangre.

— ¡Ahora me toca a mí! — dijo Pedro.

Y con toda su fuerza dio un puñetazo en la piedra que había puesto de tapa al hoyo que había hecho el día anterior, ésta se rompió en mil pedazos y dejó al descubierto el agujero.

— Me ganaste otra vez — gruñó el Gigante, asombrado, sin explicarse como un hombre tan pequeño había podido hacer un agujero tan profundo de un solo golpe, y le pagó las diez monedas que acababa de perder, añadiendo:

Mañana jueves vamos a apostar cuál de los dos se echa a la espalda una carga más grande de leña.

A la mañana siguiente, los dos se encontraron afuera de la cueva del Gigante. Pedro Urdemales dijo:

— ¡Vamos a empezar, amigo Gigante! Pero ten cuidado, ¡soy muy fuerte y vas a perder!

El Gigante se rio, y seguido de Pedro, se dirigió a un bosque no muy distante de la cueva y ya en el sitio se puso a arrancar las ramas más gruesas de los árboles y creó una enorme pila de leña. Luego, la ató con una cuerda, la cargó sobre su espalda como si fuera una bala de algodón y la llevó hasta su cueva.

Pedro, que le había seguido sin pronunciar palabra, tomó tres lazos muy largos que colgaban de un clavo y atándolos uno con otro se dirigió al bosque, tirándolos de una punta. Allí ató el lazo al primer árbol que encontró, y entonces, se puso a rodear el bosque sin soltar los lazos, que iba soltando por entre las manos a medida que andaba. El Gigante que marchaba detrás de él, extrañado, preguntó qué estaba haciendo:

— ¡Estoy amarrando todo el bosque con estos lazos para poder llevármelo entero y vender la leña al por mayor! ¡Será un gran negocio ahora que el invierno está frío y la leña está tan cara!

— No hace falta que lo hagas, no vayas a dejar a todos estos animales sin su bosque, me doy por vencido; toma las diez monedas — dijo el Gigante temeroso que arrancara el bosque entero y dejara las tierras en las que vivía sin árboles, ya creía a aquel hombrecillo capaz de cualquier proeza.

— Mañana viernes sí que te gano — dijo el gigante desafiante — apostaremos quién puede acarrear, en un viaje, mayor cantidad de agua de la laguna.

El viernes bastante temprano, el Gigante se echó al hombro un tonel del tamaño de un elefante y se dirigió a la laguna, que estaba al otro del bosque; lo llenó y cargándoselo al hombro, lo llevó a la cueva como si nada. Pedro lo siguió callado, y tomando una pala, dijo:

— Ahora me toca a mí, — y se fue acompañado del Gigante. Una vez en la orilla de la laguna, se puso a cavar.

— ¿Qué estás haciendo? — le preguntó el Gigante.

— Voy a cavar un gran surco alrededor de toda la orilla para llevarme la laguna entera para mi tierra, porque por allá el agua está muy escasa.

El Gigante se asustó de que se llevara toda el agua de su laguna, que era de donde obtenía el agua que necesitaba, y le dijo:

— No sigas Pedro, me doy por vencido, toma las diez monedas y deja el agua en paz.

— Está bien, dejaré el agua en su sitio por hacerle un favor, pero créame que me sería más provechoso llevarme la laguna entera que estas diez monedas, ya que me la pagarían muy bien donde vivo ¿Y cuál será la siguiente apuesta, señor Gigante?

— Mira, Pedro, mejor será que no hagamos ninguna otra apuesta — dijo ya el Gigante desanimado.

— ¡Cómo que ninguna otra apuesta! Entonces deme las veinte monedar que faltan para completar las siete apuestas.

— ¡Eso sí que no! — gritó el Gigante — Sigamos entonces con las apuestas. Mañana sábado veremos cuál de los dos dispara más lejos una lanza. Yo arrojaré ésta y tú esta otra.

— De acuerdo — contestó Pedro.

Al día siguiente, en cuanto estuvieron en el sitio en que iba a tener lugar la apuesta, Pedro dijo:

— Dispare usted primero.

Entonces el Gigante haciendo un gran esfuerzo, lanzó la lanza con tanta fuerza que cayó a más de un kilómetro de distancia. Se sintió satisfecho con el lanzamiento y pensó que ahora sí que ganaría a aquel hombre, recuperaría sus monedas y haría un gran banquete con él.

— Buen lanzamiento — dijo Pedro — Ahora me toca a mí… Pero antes dígame ¿En dónde vive su señora madre?

— Muy lejos de aquí, por este camino derecho se llega a su casa en unos tres días andando ¿Y se puede saber para qué me lo preguntas? — dijo el Gigante.

— Para que esta lanza que tengo en mis manos, que va a llegar hasta donde vive su madre en menos de quince minutos, le lleve saludos de mi parte.

Y tomándola del medio, comenzó a balancearla, como para que saliera con fuerza, al mismo tiempo que decía:

— ¡Lanza, lanza, lanza, ándate hasta la casa de la madre del Gigante y atraviésale la panza!

— ¡Alto ahí! — gritó el Gigante —; eso sí que no, que mi madre es sagrada. Date por ganador en las apuestas que quedan, toma las veinte monedas que te debo; vete y no vuelvas más por aquí.

Y nuestro Pedro Urdemales se fue contento de haber engañado al Gigante y haberse embolsado setenta monedas de oro con tanta facilidad. Había sido una semana muy provechosa para él.

3) Actividades que pueden hacer los niños con este cuento

3.1) Responder las siguientes preguntas relacionadas con el cuento

  • ¿Cuáles son los dos personajes de este cuento?
  • ¿Por qué se enfada el gigante cuando encuentra a Pedro Urdemales?
  • ¿Qué le propone el Gigante a Pedro Urdemales?
  • ¿Qué perdería el Gigante si Pedro Urdemales le gana todas las apuestas y que perdería Pedro Urdemales en caso contrario?
  • ¿Cuáles son las apuestas que gana Pedro Urdemales al Gigante?
  • ¿Por qué no realizan la séptima y última apuesta?
  • ¿Cómo se resuelve la historia?

3.2) Después de haber respondido las preguntas anteriores, hacer un resumen del cuento

3.3) A continuación revisar con los niños la enseñanza que han aprendido del texto:

  • Por ejemplo, preguntándoles: ¿Qué enseñanza has aprendido de este cuento?
  • También pidiéndoles que os expliquen si han encontrado alguna situación similar a la del cuento y como la han afrontado
  • Revisar con ellos el resumen de las enseñanzas con la ayuda de las explicaciones de la sección 4 de este artículo.
  • Finalmente, proponerles aplicar las enseñanzas del cuento a un ejemplo de la vida diaria tal como se indica en la sección 4 de este artículo. · En el caso de este cuento, la aplicación que te propongo es utilizarlo para desarrollar la creatividad en los niños. La creatividad es clave si queremos niños independientes en su forma de pensar, niños que muestren una buena actitud ante los cambios, que sepan razonar, que sean sensibles al entorno y que quieran explorar el mundo que les rodea.

4) Enseñanzas y valores que se pueden aprender en este cuento

La principal enseñanza que los niños pueden extraer del cuento “Las apuestas de Pedro Urdemales con el gigante” es la prevalencia de la inteligencia y la astucia frente a la fuerza bruta. Pedro Urdemales, a pesar de ser un hombre pequeño y débil, logra vencer al Gigante en todos los retos que éste le plantea gracias a su astucia y habilidades que le permiten superar cualquier problema o desafío.

Otras enseñanzas que se pueden extraer de este cuento son:

  • La importancia de ser modesto: A pesar de ser astuto y habilidoso, Pedro Urdemales demuestra humildad y modestia ante el Gigante, lo que le ayuda a ganarse la confianza de éste para poder engañarle con más facilidad en todas las apuestas.
  • La importancia de no subestimar a los demás: El gigante subestima a Pedro Urdemales y su capacidad para ganar las apuestas, lo que finalmente le lleva a perder todo su dinero.
  • La importancia de gestionar las emociones negativas como el miedo: Pedro Urdemales no se deja llevar por el miedo al gigante y en lugar de tratar de huir o pelear, utiliza su astucia y pensamiento estratégico para ganarle en todas las apuestas
  • La importancia de cumplir con la palabra dada: A pesar de haber sido vencido en todos los retos, el gigante acepta las apuestas y cumple con lo que había prometido, lo que demuestra la importancia de ser honesto y cumplir con la palabra dada.

5) Ejemplo práctico: desarrollar la creatividad en los niños

En el caso de este cuento, la aplicación que te propongo es utilizarlo para desarrollar la creatividad en los niños, que es uno de los aspectos más importantes para su desarrollo integral. La creatividad es clave si queremos niños independientes en su forma de pensar, niños que muestren una buena actitud ante los cambios, que sepan razonar, que sean sensibles al entorno y que quieran explorar el mundo que les rodea. En definitiva, el desarrollo de la creatividad les servirá para ser más felices. Por ejemplo, si un niño está teniendo dificultades para adaptarse a una nueva situación o para enfrentarse a un problema, recuérdale como Pedro Urdemales resolvió todos los retos que le propuso el Gigante. Se puede animar al niño a pensar en diferentes formas de abordar sus propios problemas, utilizando su creatividad y perseverancia para encontrar soluciones.

Algunos consejos para fomentar la creatividad en los niños serían:

  • Proporciona un ambiente seguro y estimulante: Asegúrate de que los niños se sientan cómodos y seguros para explorar y experimentar con nuevas ideas y conceptos. Respeta sus ideas: aunque nos puedan resultar graciosas y algo disparatadas, no te burles de sus ideas, bailes, canciones, historias… Es importante que los niños perciban que lo que han hecho o dicho tiene valor.
  • Pon a su disposición todos los materiales necesarios para que jueguen y dejen volar su imaginación: instala un mural o pizarra donde puedan pintar con libertad y expresar sus ideas, proporcionales pinturas, papel, plastilina, instrumentos musicales, etc.
  • Respeta el tiempo para el juego: no los cargues de actividades extraescolares, son niños y deben tener tiempo libre para jugar y recrearse. Déjales libertad en sus juegos: a los niños les gusta saltarse las normas y jugar a su manera. No pongas límites ni establezcas normas, déjalos que reinventen y cambien el juego como quieran.
  • Fomenta la curiosidad y la exploración: Anima a los niños a hacer preguntas y a investigar el mundo que les rodea. Puedes llevarlos a excursiones a museos, parques naturales o a lugares históricos para que experimenten nuevas experiencias y adquieran nuevas perspectivas. la visita a un museo o una exposición puede ser toda una aventura para los niños. Invítales a que den su visión de un objeto o cuadro.
  • Leer y contar cuentos: los cuentos divierten y entretienen a los niños, pero además potencian su capacidad creativa y su imaginación. Puedes leerles cuentos, hacerles preguntas sobre la trama y los personajes, y animarlos a inventar su propia versión de las historias.
  • Fomenta la experimentación y el cometer errores: Anima a los niños a probar nuevas cosas y a experimentar con diferentes materiales y herramientas. Permíteles que prueben diferentes formas de hacer las cosas, incluso si a veces fallan, esto les ayudará a desarrollar su creatividad. Diles que los errores son normales, y que no se sientan tristes si los cometen, todo lo contrario, que se sientan alegres porque los errores les permitirán mejorar.
  • Ofréceles oportunidades de colaboración: Las actividades creativas pueden ser un gran vehículo para fomentar la colaboración y el trabajo en equipo. Anima a los niños a trabajar juntos en proyectos creativos, y ofrece oportunidades para que compartan sus ideas y aprendan de los demás.
  • Fomenta la perseverancia y el pensamiento crítico: Los proyectos creativos pueden ser desafiantes, por lo que es importante que los niños aprendan a perseverar y a enfrentar los obstáculos. También es importante fomentar el pensamiento crítico, animándolos a reflexionar sobre sus procesos creativos y a considerar diferentes perspectivas y soluciones.

6) Origen de este cuento

Este cuento es una adaptación de la historia “Las apuestas con el gigante”, una de las historias recogidas por transmisión oral de Pedro de Urdemalas, que es un personaje folclórico de origen español, producto de la tradición oral y literaria, de donde pasó a formar parte de la tradición latinoamericana. Es un típico representante de la literatura picaresca, siendo comúnmente un pillo o burlador de carácter campestre. Parece haber desaparecido de la consciencia popular ibérica moderna como personaje folclórico, mientras que ha perdurado en América Latina.

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© Virgilio Postigo Cubo. 2023.

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Virgilio Postigo

Telecommunications Engineer based in Madrid, Spain. Interested in technology, writing, education, psychology, health, environment, and improvement of society.