Ayuda a tus hijos a superar sus exámenes con un entrenamiento “ninja”

Virgilio Postigo
28 min readDec 16, 2023

Este artículo tiene como objetivo aportar recursos educativos que puedas usar para enseñar a tus hijos a afrontar mejor los exámenes. Espero que te sea de interés para trabajarlo con tus hijos, primero que lean el cuento que se incluye titulado “Los ninjas siempre tienen buena suerte”, y después trabajad el resto de las actividades. El cuento se desarrolla en la ciudad de Segovia a la cual queremos rendir un homenaje por todos los sitios hermosos que tiene para visitar. Puedes compartir el artículo con las personas de tu entorno que pienses que puedan estar interesadas.

Este artículo es uno de los capítulos del libro titulado “Educa en valores a tus hijos y conviérteles en Superhéroes” que es un manual para asegurar el bienestar y la felicidad de nuestros hijos mediante el fomento y desarrollo de sus valores fundamentales. En el período del 18 al 22 de diciembre pondré para descarga gratuita la versión Kindle de este libro por si quieres empezar a utilizarlo en estas vacaciones de Navidad con tus hijos.

1) Lectura del cuento “Los ninjas siempre tienen buena suerte”

— ¡Cómo se rompa la pierna el niño se van a enterar en el ayuntamiento!

Gritó mi abuela MariPuri asustando al médico que estaba atendiendo a mi primo César, con razón yo la llamo: “la abuela terremoto”.

Mi abuela estaba tan enfadada porque mi primo se había tropezado corriendo al lado del Acueducto al pisar un adoquín que estaba suelto. Yo ya había visto aquel agujero en el suelo, pero no me dio tiempo a avisar a mi primo que corría detrás de mío, pisó mal y se cayó haciéndose daño en el tobillo que ahora le estaban vendando.

Me acordé de lo que siempre nos dice mi abuelo Antonio: “vayas donde vayas, mira siempre dónde pisas”, ahora cuando regresáramos a casa nos lo volvería a recordar, seguro.

Ah, se me olvidaba presentarme, me llamo Nico, Nicolás Martín Migueláñez si quieres saber mi nombre completo. Soy un niño que para ayudar a los demás me he convertido en un detective, y me he dedicado el último año a buscar casos que resolver, ha sido súper emocionante, nunca me habría imaginado que el hacer de detective me haría vivir tantas aventuras. También te cuento que he inventado un método de investigación que se llama ¡Mirar, Pensar y al Lío!

Son las vacaciones de Navidad y como nuestros padres trabajan estos días nos han dejado a mi hermana Sara y a mí en Segovia con nuestros abuelos Antonio y MariPuri. Nuestro perro Rufus no ha podido venir porque a mi abuelo no le gustan los perros.

— ¿No conocéis Segovia?

Pues es donde nacieron mis padres y yo creo que es la ciudad más bonita del mundo; Paracuellos donde yo vivo tampoco está mal, pero no es lo mismo. Aquí puedes ver “El Acueducto de Segovia” que construyeron los romanos con miles de piedras y que se utilizaba para traer agua a la ciudad, el agua circulaba por la parte de arriba del acueducto y venía desde las montañas. Mis abuelos me han dicho que ahora el agua ya no llega por ahí arriba, sino que viaja por unas tuberías que están debajo del suelo, pero han dejado en su sitio el acueducto para que lo vea todo el mundo que visita Segovia porque es muy bonito.

Si buscas un castillo rodeado por un foso y con armaduras y todo, tenemos uno que se llama “El Alcázar”, si quieres hacerte una foto súper chula puedes ir a un sitio que se llama “La Fuencisla” desde donde miras hacia arriba y ves este castillo en lo alto de una roca, y ya que estás por allí abajo date un paseo por los ríos Eresma y Clamores. También puedes visitar las murallas que rodean la ciudad y que servían para defenderla, súbete a lo alto y si ves ejércitos enemigos da el grito de alarma. Además, puedes encontrar iglesias, catedrales, jardines y barrios antiguos.

También quiero comentaros que está con nosotros mi primo César, porque sus padres tampoco tienen vacaciones en Navidad y lo han dejado unos días con mis abuelos, con mi hermana y conmigo.

— ¿No os he hablado de mi primo César?

Tiene once años como yo y es el niño con más mala suerte que conozco, cada vez que le vemos nos cuenta con todo detalle los accidentes que ha tenido, las cosas que se le han perdido o los exámenes que ha suspendido a pesar de haber estudiado mucho. Cada vez que pienso en mi primo me acuerdo de la canción del “Pirata Malapata” que siempre le pasa de todo:

Que mala pata tiene el pirata

Bum bum bum bum

Anda como loco pues le dura poco

Bum bum bum bum

Que mala pata tiene el pirata

Bum bum bum bum

Va marcando el paso dando trabucazos

Bum bum bum bum

Que mala pata tiene el pirata

Bum bum bum bum

Cuando el mar lo empapa, usa la sopapa.

Bum bum bum bum

Como todo le sale mal a mi primo, siempre anda triste y quejándose, me da un poco de pena verlo así.

Menos mal que esta vez no tuvo tan mala suerte y el médico dijo que no le había pasado nada en el pie por la caída, sólo había sido un susto. Al verlo levantarse con cara de dolor le ofrecí la mano para que se apoyara en mí y tras agarrarle pensé que tenía que ayudar a mi primo a librarse de su mala suerte. Entonces me dije: ¡Mirar, Pensar y al Lío!, y decidí pasar a la acción, aunque sin saber por dónde empezar, porque:

¿Cómo puede uno librarse de la mala suerte?

Salimos del centro de salud y empezamos a andar despacito en dirección a la casa de los abuelos, mirando los escaparates de las tiendas vi en uno de ellos una camiseta de Lego Ninjago igual que una que tiene mi amigo Guille, que como ya sabéis es un fanático de los Legos.

En aquel momento se me ocurrió una idea disparatada y decidí ponerla en práctica, le dije a mi abuela MariPuri que le comprara aquella camiseta a César y ya vería como de lo contento que se iba a poner se le quitaría el dolor que tenía en el tobillo.

Mi abuela pensó que esa era una buena idea y le compró la camiseta, mi primo se quedó encantado con el regalo y yo le dije que tenía mucha suerte por haberle regalado la abuela una camiseta de Kai, Jay y Lloyd.

César se quedó sorprendido de que yo me supiera los nombres de esos ninjas, menos mal que mi amigo Guille me había contado esa historia de los Legos Ninjago varias veces.

Durante el camino le conté que Kai, el ninja rojo, tiene el poder del fuego; que Jay, el ninja azul, tiene el poder del rayo y sabe cómo transformar la chatarra en máquinas; y que Lloyd, el ninja verde, es el más poderoso de todos.

— ¿Cómo sabes tanto de esos ninjas? — me preguntó César.

— No se lo digas a nadie, pero sé tanto sobre ellos porque estoy entrenando para participar en una competición ninja — le dije en voz baja, y después de haber dejado a mi primo con la boca abierta seguimos andando despacito hacia casa de los abuelos.

Ya en casa de los abuelos, César me estuvo haciendo mil preguntas sobre que era aquello de participar en una competición ninja.

Empecé a inventar que en Paracuellos de Jarama, donde yo vivía, el ayuntamiento había organizado una competición ninja para niños basada en los concursos que se celebran en Japón, que es el país donde nacieron los ninjas. Le conté a mi primo que yo me había apuntado y que estaba entrenando para las diferentes pruebas en las que tenía que participar.

— Yo también quiero apuntarme a esa competición ninja ¿Puedo entrenar contigo? — me dijo emocionado, y yo le contesté que claro que sí, que empezaríamos al día siguiente a entrenar juntos.

La abuela se sorprendió que al día siguiente nos levantáramos tan temprano y le pidiéramos bajar a jugar a los jardinillos de San Roque, por primera vez no nos tuvo que decir que nos acabáramos el desayuno. Mi hermana Sara dijo que no le apetecía bajar con ese frio y que se quedaría leyendo un libro de Harry Potter, protestó cuando le pedí que me dejara su reloj digital y al final me lo dejó, pero como lo estropeara o perdiese me iba a enterar.

Antes de salir le dije a mi primo que me enseñara las zapatillas y no me gustó nada lo que vi, le pregunté si no tenía otras zapatillas, ya que éstas tenían las suelas muy desgastadas y con ellas se iba a resbalar, me dijo que sí y fue a ponerse otras zapatillas en mejor estado.

Le dije que los ninjas debían cuidar mucho el material que utilizaban ya que unas zapatillas desgastadas podían hacerles fracasar en la misión que iban a realizar. Mi primo me escuchó con los ojos y los oídos muy abiertos y sin pestañear, se me estaba dando bien esto de ser maestro ninja.

— Y estas zapatillas las tiramos ahora a la basura, diles a tus padres que te compren otras nuevas, y que tengan buena suela — le dije.

Ya en el parque, nos repartimos los personajes, mi primo quería pedirse Jay, el ninja azul, que tiene el poder del rayo y es el más rápido de todos, pero le dije que ese ninja que siempre actúa primero y piensa después no era una buena elección para un ninja novato como él.

Le dije que se pidiera Kai, el ninja rojo, que tiene el poder del fuego y que jamás se detiene ante nada cuando tiene que cumplir una misión.

Yo, como estaba haciendo de maestro ninja, me pedí Lloyd, el ninja verde que, aunque es muy joven, es el más sabio y poderoso de todos y se está formando para ser un maestro ninja. Así que a partir de ahora seríamos los ninjas Kai y Lloyd, adiós a César y Nico.

Entrenando el circuito ninja

Le expliqué que una de las pruebas que había que hacer en la competición ninja era recorrer un circuito de aros a toda velocidad sin tocar ninguno de ellos, en esta prueba se trataba de demostrar la velocidad y precisión de un ninja, mi primo comentó que eso se parecía a los entrenamientos del ejército donde tienen que correr los soldados metiendo el pie dentro de unos neumáticos.

— Sí, es parecido a esa prueba — le dije.

¿Qué de dónde íbamos a sacar los aros? Pues los dibujamos en el suelo con este palo le dije a mi primo, y dibujamos un circuito de aros por todo el parque, separándolos para que hubiera que dar un pequeño salto entre un aro y el siguiente.

Primero hice el circuito yo y mi primo midió el tiempo con el reloj de mi hermana, tardé en hacerlo 25 segundos, pero mi primo encontró una huella mía sobre uno de los círculos. Y allí hay otra — le indiqué — , es verdad — confirmó mi primo, la próxima vez me fijaré más — le dije. Como había pisado dos aros, tuve que hacer el circuito una segunda vez, 27 segundos, pero esta vez no pisé ningún círculo.

— Ahora te toca a ti — le dije a César, y se puso súper contento de participar en su primera prueba ninja. Lo hico despacio, 30 segundos, para no pisar ningún círculo

— Mira has pisado uno — le advertí —, vuélvelo a hacer.

Y lo volvió a hacer en 30 segundos, pero esta vez sin pisar ninguno. Ya habíamos hecho el circuito bien, pero ahora teníamos que mejorar el tiempo, así que repetimos el circuito una y otra vez; mi abuela nos observaba dando pequeños paseos porque con el frio que hacía no era para estar sentada en un banco.

— ¿Cuánto he hecho esta vez? — me preguntó mi primo.

— 23 segundos, pero has pisado un círculo — le respondí.

La siguiente vez mi primo se resbaló con la arena y se cayó, pero se levantó como un rayo y sin quejarse como en otras ocasiones, aunque seguía teniendo el tobillo un poco lastimado estaba tan concentrado en nuestro entrenamiento que ya no se acordaba del dolor

— ¿Puedo empezar el circuito desde el principio? — me preguntó.

Le respondí que sí, pero antes le enseñé a tomar bien las curvas como me había explicado mi amigo Dani, que es un gran jugador de fútbol, le indiqué que tomara la curva más abierta, no mucho, y que fuera cerrándose como si estuviera conduciendo un coche, para no desacelerar tanto y tampoco caerse.

— Así es como los ninjas toman las curvas — le dije, y mi primo hizo de nuevo el circuito contento de haber aprendido una nueva técnica ninja.

Los niños que estaban por el parque empezaron a mirar lo que estábamos haciendo y se acercaron, ¿Puedo jugar con vosotros? Pregunto uno, le respondimos que sí y le explicamos el juego, a este niño siguieron otros y nos juntamos un buen puñado de ninjas haciendo aquel circuito.

Mi primo se enfadó un poco cuando un niño hizo un tiempo mejor que nosotros, le dije que no se preocupara, que este niño era mayor que nosotros y no compite en nuestra categoría que es de 10 a 12 años.

Además, le expliqué que los ninjas no debían enfadarse, porque si un ninja se enfada entonces no piensa bien y puede fallar en su misión, que debía estar tranquilo para afrontar las pruebas ninja. Cuando la abuela tiró de nosotros para ir a comer ya habíamos bajado los dos de los 20 segundos en el circuito sin tocar ningún círculo.

Mi primo César estaba muy contento de haber mejorado su tiempo en el circuito ninja y sin haberse caído más que una vez, le dije que seguro que no se volvería a caer nunca más porque ya había aprendido a moverse como un ninja, él me sonrió y me contestó que a partir de ahora siempre andaría como un ninja.

Recorriendo un laberinto ninja

Por la tarde, mi abuela salió a hacer unas compras con mi hermana y mi abuelo se quedó cuidándonos a César y a mí. Mi primo me dijo que si bajábamos otra vez a los jardinillos de San Roque para seguir entrenando el circuito ninja, pero me fijé en un ovillo de lana de la abuela y se me ocurrió otra cosa.

— Mañana volvemos a entrenar el circuito ninja pero esta tarde entrenaremos otra prueba de la competición — le dije.

— ¿Qué tenemos que hacer ahora? — me preguntó.

— Ya lo verás, por el momento ayúdame a prepararla — le respondí a medias para despertar su curiosidad.

Entonces, le pedí permiso al abuelo Antonio para usar uno de los ovillos de lana de la abuela para un juego, como no podía ser de otra manera el abuelo se negó con todas sus fuerzas a dejarnos usar un ovillo de lana de la abuela, que esos ovillos eran para hacernos un jersey a los primos, pero tras un rato insistiendo y tras unas cosquillas que le hicimos, las cosquillas son el punto débil del abuelo, nos dejó usar un ovillo de lana azul con la promesa que después de jugar lo dejaríamos como estaba. El abuelo volvió a su habitación para seguir descansando, que con tanto insistirle le habíamos agotado y más tarde teníamos que salir todos de paseo para ver Belenes.

Ocupamos el salón para entrenar nuestra nueva prueba, empezamos a sacar el hilo del ovillo de lana y lo fuimos pasando por varias sillas, por las dos lámparas de la sala, por el picaporte de la puerta y por debajo de los sillones. Cuando se acabó el ovillo de lana se había formado un laberinto de hilo por todo el salón

— ¿Y esto para qué es? — me preguntó mi primo.

— Éste es el laberinto de entrenamiento de Lloyd — le respondí.

Le conté que una de las pruebas de la competición ninja era recorrer un laberinto como este lo más rápido posible sin tocar los hilos, esta prueba era para que el ninja demostrara el control de su mente sobre todas las partes de su cuerpo que tenían que moverse sin tocar ninguno de los hilos.

Primero recorrí yo el laberinto para mostrar a mi primo como se hacía, doblé mi cuerpo para que cupiera por un hilo doble que unía dos sillas, me arrastré como una serpiente para pasar por debajo de otro, salté por encima de uno y me moví muy despacio para pasar por una cascada de hilos que bajaban de una lámpara.

— ¿Has visto cómo hay que hacerlo? — le pregunté a mi primo.

— Sí, pero tienes que repetirlo porque has movido dos veces los hilos — me contestó.

Después intentó el laberinto mi primo; al principio se hizo un lío, pero enseguida se concentró y empezó a moverse como si estuviera siguiendo un ritmo de una música que estuviera sonando

— Sólo has movido un hilo, venga vuelve a hacerlo — le dije.

Ahora estaba yo intentando recorrer el laberinto en el tiempo que había hecho mi primo, 20 segundos sin mover ningún hilo. En aquel momento se abrió la puerta de la casa y mi abuela gritó:

— ¿Pero ¿qué estáis haciendo niños?

Le pedimos perdón a la abuela y le prometimos que volveríamos a dejar el ovillo de lana como estaba, cosa que luego se vio que era imposible. Entonces, la abuela nos dijo que no pasaba nada, que nos regalaba el ovillo para nuestros juegos.

Cuando se calmó la cosa apareció el abuelo, y para cambiar de tema dijo:

— Venga, vamos a salir a ver los Belenes.

El que más nos gustó fue el Belén de la Diputación que tenía un río de agua de verdad que movía un molino. Podías subir por unas escaleras para verlo todo desde arriba como si fuera una ciudad, con sus casas que parecían de verdad, el castillo de Herodes, sus árboles, sus pastores llevando a las ovejas y los Reyes Magos llegando al Belén para entregar sus regalos al niño Jesús.

Antes de acostarnos ese día, pensé en lo bien que había hecho mi primo la prueba del laberinto y que a partir de ahora su mente controlaría todas las partes de su cuerpo como lo hace un verdadero ninja.

El poder de concentración ninja

Al día siguiente, mi primo me preguntó que cual era la nueva prueba ninja que íbamos a hacer, le dije que me esperara en el salón, fui a nuestra habitación y saqué unos ejercicios de matemáticas que había traído para hacer en vacaciones, escribí en el encabezado de la página “matemáticas ninjas” y volví al salón.

— ¿Vamos a hacer unas tareas de matemáticas? — me preguntó mi primo todo extrañado.

Entonces le explique que no eran unas tareas de matemáticas cualquiera, que eran una prueba ninja que consistía en hacer esos problemas sin cometer ningún error, si lo hacías bien demostrarías la capacidad de concentración que debe tener un ninja, ya que los ninjas necesitan estar muy concentrados para cumplir con sus misiones.

Entonces le conté a mi primo unos trucos ninja para hacer bien esa prueba:

El primero es que hiciera los cálculos despacito, ya que el hacer las cosas rápido te puede llevar a cometer errores, para que se acordara de este consejo le expliqué el refrán “vísteme despacio, que tengo prisa”, que significa que la mejor manera de terminar las cosas rápido es hacerlas con cuidado para que podamos hacerlas bien, porque si corremos cometeremos errores que luego habrá que corregir, y entonces nos retrasarán.

El segundo es que si se atascaba en algún problema difícil que se lo saltara de momento y lo dejara para contestarlo al final. Al contestar primero los problemas más fáciles vas cogiendo confianza y seguramente cuando te enfrentes al problema difícil que has dejado, tu cerebro ya será capaz de resolverlo.

Y el tercer truco ninja que le conté es que después de hacer los cálculos los repasara de nuevo para ver si había cometido un error, y si encontraba alguno que lo corrigiera.

Estos son los consejos que me había dado mi padre para hacer bien los exámenes, pero ¿A que podrían ser también unas técnicas de concentración ninja?

Con aquellas recomendaciones se puso mi primo a hacer mis tareas de matemáticas y resolvió todas las sumas, restas, multiplicaciones, divisiones y problemas de lógica que yo me había traído. Después de terminar con los cálculos los revisó para ver si había cometido algún error, localizó uno y lo corrigió, me entregó las tareas terminadas, yo también las revisé y le dije perfecto ninja Kai, no has cometido ningún fallo, has hecho los cálculos como si fueras un verdadero ninja.

— Seguro que ahora te salen mejor los exámenes porque los vas a hacer con el poder de concentración de un ninja — le comenté.

— Claro que me saldrán mejor a partir de ahora, que pena no haber conocido estos trucos ninja antes — apuntó.

— Ahora te toca a ti — me dijo, y me preparó unos cálculos para que yo hiciera.

Y yo que creía que me iba a librar de las tareas de matemáticas, pero no. Cuando terminé César revisó mis tareas y me dijo: bien hecho, ninja Lloyd.

La abuela MariPuri, que estaba alucinando conque estuviéramos tan calladitos haciendo tareas nos dijo:

— Si ya habéis terminado con las matemáticas vamos a dar un paseo.

Enfréntate a tus miedos como un ninja

Al pasar por una tienda le pedí a mi abuelo que me comprara una cosa que llamó mi atención, y que no se lo dijera a nadie que era un secreto, mi abuelo me guiñó un ojo y me compró lo que le había pedido.

Después de comer llevamos los platos al lavaplatos, porque un buen ninja tiene que ayudar a sus abuelos, cuando César volvía de la cocina pegó un salto y dijo:

— ¡Abuela, hay una araña gorda en el pasillo!

Nuestra abuela se acercó y vio una araña de broma en el suelo la cogió y me pegó una colleja con ella

— ¡Nicoooo! No vuelvas a dar estos sustos a tu primo, además el 28 de diciembre no es hasta mañana — me dijo.

Antes de que mi primo me pegara le expliqué que nuestra siguiente prueba ninja consistía en controlar nuestros miedos y como sabía que a él le asustaban mucho las arañas le preparé este susto para empezar a trabajar el control de ese miedo, como veía que no se calmaba le recordé:

— Los ninjas no deben enfadarse ni asustarse, sino que deben estar tranquilos para enfrentarse a sus misiones.

Tras pasarse el susto, le dije que cogiera esa araña de goma en sus manos y se fuera acostumbrando a ella, no tuvo ningún problema en toquetear la araña porque sabía que era de mentira. Luego le indiqué que cerrara los ojos y que se imaginara que le subía una araña por el brazo, yo le empecé a rozar el brazo con una pluma que se había salido de un cojín para que sintiera algo parecido a una araña moviéndose, al principio retiró el brazo, pero se fue acostumbrando a los escalofríos y ya aguantó todos los movimientos de la araña por su brazo.

— Y ahora vamos a ver si encontramos una araña de verdad — le dije, me contestó que de arañas de verdad no quería saber nada

— Pero si las arañas no hacen nada a las personas, sólo se comen a las moscas — le expliqué y tras insistirle un rato le convencí para registrar los rincones buscando una araña.

No encontramos ninguna araña, pero conseguí que mi primo metiera la nariz en todos los rincones de la casa, a lo mejor se le había pasado el miedo a las arañas — pensé.

Un ninja siempre tiene que estar preparado para lo inesperado

Al día siguiente le dije a mi primo que ya sólo nos quedaba entrenar una prueba más de la competición ninja: “enfrentarnos a lo inesperado”, le conté que cuando un ninja está realizando una misión puede encontrarse con algo que no se espera y tiene que reaccionar con rapidez y con buen juicio para afrontarlo, en esta prueba teníamos que crear una situación inesperada y resolverla.

Pero a eso ya nos dedicaríamos por la tarde, ahora teníamos que hacer algo más importante como era echar la carta a los Reyes Magos.

Nosotros siempre echábamos la carta a los Reyes Magos en Segovia, mi carta yo ya la traía escrita y ensobrada desde Paracuellos e íbamos a depositarla en un buzón que los Reyes Magos habían puesto en la Catedral de Segovia.

Fuimos por el Azoguejo hasta el acueducto y allí nos quedamos correteando un poco, después subimos por la Calle Real hasta la Plaza Mayor, llegamos hasta la catedral y al ir a sacar la carta del bolsillo de mi abrigo no la encontré.

— ¿Qué te pasa Nico? — me preguntó mi abuela.

— Pues que no encuentro la carta que había escrito para los Reyes Magos — le respondí.

— ¿A qué te la has dejado en casa y hay que volver a por ella? — me dijo mi abuela. Le contesté que no estaba en casa porque me acordaba perfectamente de haberla guardado en el bolsillo del abrigo.

Empecé a buscar la carta por todos los bolsillos del abrigo y también de los pantalones, en aquel momento mi primo me preguntó:

— ¿Esto vale como situación inesperada para las pruebas ninja?

Yo en aquel momento no estaba pensando en nuestro entrenamiento ninja, pero le dije que sí, que encontrar la carta perdida valía como entrenamiento ninja y que podía ayudarme a buscarla, ya que los ninjas trabajan en equipo para poder realizar con éxito sus misiones. Seguro que la carta se te ha caído en el camino, ¡Con las carreras que nos hemos echado! — me dijo César.

Todos desandamos el camino para buscar la carta perdida por la Calle Real hacia abajo, miramos por los alrededores del acueducto, anduvimos también por el Azoguejo y llegamos hasta la casa de los abuelos en San Millán sin haber encontrado la carta.

— ¿Y qué haría un ninja ahora? — me preguntó mi primo.

— Pues un ninja vería que no iba a encontrar la carta y se compraría otro sobre y una cuartilla en una papelería y escribiría una nueva carta — le contesté.

Decidimos comprar el sobre en la librería Cervantes de camino a la Plaza Mayor y nos pusimos en camino de nuevo, mi abuelo empezó a resoplar por todo lo que le estábamos haciendo caminar.

Al llegar a la entrada de la librería Cervantes, mi primo me tocó el hombro, y al volverme vi que tenía en su mano mi carta para los Reyes Magos

— Muchas Gracias ¿Dónde la has encontrado? — le pregunté.

— Pues no la he encontrado, te la quité antes del bolsillo de tu abrigo para crear una “situación inesperada” — me respondió.

Entonces me di cuenta de que mi primo seguía jugando al entrenamiento ninja, le miré enfadado y le iba a decir algo así como ¡Con las cartas de los Reyes Magos no se juega! Pero no me dio tiempo a decir nada, porque mi primo vio mi cara de enfado y dijo:

— Maestro Lloyd, recuerda que los ninjas no deben enfadarse porque si un ninja se enfada entonces no piensa bien y puede fallar en su misión.

Cuando dijo eso, los dos nos reímos. y nuestro abuelo entonces comentó: Estos niños como son, no paran de hacer travesuras todo el día.

Fuimos a echar las cartas en el buzón que los pajes de los Reyes Magos habían preparado en la entrada de la Catedral de Segovia, me senté en las rodillas del Rey Baltasar y me preguntó qué regalos había pedido y que si me había portado bien.

Le conté los regalos que había pedido, y le dije que sí que me había portado muy bien, que había aprobado todos los exámenes del primer trimestre y que ahora estaba ayudando a un primo que siempre tiene mala suerte a que se libre de ella.

El Rey Baltasar me guiñó un ojo y dijo: “Se nota que eres un buen chico, prepárate a que te traigamos todos los regalos que has pedido”.

Los días que faltaban hasta Nochevieja terminamos con el entrenamiento Ninja y vi que mi primo había cambiado un montón, se le notaba un niño más seguro de sí mismo.

Pensé que a partir de ahora le iría mejor, y ya no se caería como antes porque andaría como un ninja, ni se le perderían tanto las cosas porque ahora sería tan cuidadoso como un ninja, ni fallaría en los exámenes porque utilizaría las técnicas de concentración de los ninjas, ni se quejaría tanto de todo lo que le pasaba porque decidiría resolver las cosas en vez de quejarse de ellas, como haría un buen ninja.

Para Nochevieja nuestros padres vinieron a cenar a Segovia y nos juntamos como siempre a cenar toda la familia, los niños jugamos un montón mientras los mayores veían el especial de Nochevieja en la tele.

Mi madre me peló las uvas y me quitó los pipos para que no me atragantara cuando dieran las campanadas, me tomé las doce uvas a tiempo y pedí como deseo que terminara mi primo con su mala suerte, así daría por resuelto el caso en el que estaba trabajando.

El trabajo ya estaba hecho, pero no hace daño a nadie rematarlo con un buen deseo.

Tras el Año Nuevo nos volvimos a Paracuellos, y los Reyes, como nos habíamos portado muy bien, nos trajeron todo lo que habíamos pedido.

Las vacaciones de Navidad se acabaron, un día mi madre estaba hablando con mi tía, la madre de César, y le dijo que estaba muy contenta de que César hubiera pasado las vacaciones con nosotros porque había vuelto súper cambiado.

Ahora estaba siempre contento y ya no le pasaban todas las cosas malas que le solían ocurrir antes. Claro, pensé:

Porque los ninjas siempre tienen buena surte.

Mi madre también me dijo que mi primo estaba preguntando qué día era la competición ninja de Paracuellos y que él quería apuntarse también

— ¿Qué es eso de la competición ninja? — me preguntó mi madre.

Me froté la cabeza y pensé que iba a ser complicado explicarle lo de la competición ninja a mi madre, pero eso es otra historia.

Esta historia Navideña de ninjas se ha acabado, pero recuerda:

Cuando visites Segovia si tienes algún problema:

Puedes llamar a un par de pequeños ninjas que acudirán enseguida en tu ayuda.

2) Actividades que pueden hacer los niños con este cuento

2.1) Responder las siguientes preguntas relacionadas con el cuento

  • ¿Cómo se llama el narrador del cuento?
  • ¿Dónde se desarrolla la historia?
  • ¿Quién es César en la historia?
  • ¿De qué cosas se queja César que le salen mal?
  • ¿Por qué pasa las Navidades Nico en Segovia con sus abuelos?
  • ¿Qué construyeron los romanos en Segovia que se menciona en la historia?
  • ¿Qué castillo se menciona en el cuento?
  • ¿Por qué Nico considera que su primo César tiene mala suerte?
  • ¿Cómo intenta ayudar Nico a su primo a librarse de su mala suerte?
  • · ¿De qué país vienen los ninjas?
  • ¿Por qué sabe tanto Nico de los Legos Ninjago?
  • ¿Qué pruebas ninja entrena Nico con su primo?
  • ¿Cuál es la última prueba ninja que realizan en la historia?
  • ¿Cómo termina la historia?

2.2) Después de haber respondido las preguntas anteriores, hacer un resumen del cuento, o bien saltar al siguiente punto para revisar las enseñanzas del cuento.

2.3) A continuación revisar con los niños la enseñanza que han aprendido del texto:

  • Por ejemplo, preguntándoles: ¿Qué enseñanza has aprendido de este cuento?
  • También pidiéndoles que os expliquen si han encontrado alguna situación similar a la del cuento y como la han afrontado
  • Revisar con ellos el resumen de las enseñanzas con la ayuda de las explicaciones de la sección 3 de este artículo.
  • Finalmente, proponerles aplicar las enseñanzas del cuento a un ejemplo de la vida diaria tal como se indica en la sección 4 de este artículo. En el caso de este cuento, la aplicación que te propongo es enseñar a los niños a afrontar mejor los exámenes.

3) Enseñanzas y valores que se pueden aprender en este cuento

El cuento “Los ninjas siempre tienen buena suerte” ofrece varias enseñanzas valiosas para los niños:

  • Hay que sobreponerse ante los momentos difíciles y afrontarlos: Los niños pueden aprender que ante los momentos difíciles lo que hay que hacer es no desanimarse, sobreponerse ante ellos y afrontarlos. En el caso del cuento los que hay que afrontar es cómo eliminar “la mala suerte de César”.
  • La importancia de ayudar a los demás: A lo largo del cuento, Nico intenta ayudar a su primo a superar su mala suerte, lo que puede enseñar a los niños a ser solidarios y a apoyar a los demás en los momentos difíciles.
  • El control de las emociones: Es importante no enojarse o asustarse, ya que puede afectar negativamente a nuestras acciones en ciertas situaciones. Esto puede enseñar a los niños a controlar sus emociones y mantener la calma.
  • Superar el miedo: La historia resalta cómo los niños pueden aprender a enfrentar y superar sus miedos a través de la exposición controlada a los mismos, y contando con el apoyo de los demás.
  • La importancia de la atención y la concentración: Los niños pueden aprender la importancia de prestar atención a su entorno y en estar concentrados en lo que hacen. Por ejemplo, al caminar mirar el suelo para evitar accidentes, como el que le ocurrió a César en el cuento. O al hacer un examen estar concentrado y seguir unos “trucos” que nos pueden ayudar a hacerlo mejor, cómo entrena Nico con su primo haciendo ejercicios de “matemáticas Ninja”. Un problema que sufren los niños de nuestra sociedad es que les cuesta prestar atención por todas las distracciones tecnológicas que sufren diariamente.
  • Pensar en soluciones creativas: Nico utiliza su creatividad para entrenar a César como un ninja para mejorar muchos aspectos de su primo que le ayudarán a eliminar su mala suerte, lo que puede alentar a los niños a pensar de manera creativa para resolver problemas o enfrentar desafíos.
  • Apreciación del patrimonio: El cuento presenta lugares históricos de Segovia, lo que puede fomentar la apreciación por el patrimonio cultural y la historia de un lugar.

En general, el cuento promueve los valores de la solidaridad, la empatía, el afrontar los problemas y situaciones difíciles que nos surjan, y el utilizar nuestra creatividad para resolverlos, lo que puede ser valioso para los niños a medida que crecen y aprenden a enfrentar situaciones de la vida real.

4) Ejemplo práctico: enseñar a los niños a afrontar mejor los exámenes

Te invito a que releas con tus hijos o alumnos la parte del cuento titulada “El poder de concentración ninja”, en ella Nico le hace entrenar a César una serie de técnicas de concentración “Ninja” para mejorar sus habilidades en completar un examen de matemáticas y reducir los errores al realizarlo. La aplicación práctica que te propongo es utilizar dicha historia para enseñar a los niños a afrontar mejor los exámenes y reducir la ansiedad asociada a ellos. Algunos consejos que puedes usar con los niños para este proceso serían:

  • Crea un ambiente psicológico positivo: Anima a los niños a mantener una actitud positiva. Háblales sobre la importancia de creer en sí mismos y centrarse en el proceso de aprendizaje en lugar de solo en los resultados del examen. Haz que vean los exámenes como desafíos emocionantes en lugar de amenazas abrumadoras. Anima a los niños a visualizar el éxito. Pueden imaginar que están respondiendo con confianza durante el examen y logrando buenos resultados. El uso de metáforas o conceptos que les interesen, como “pruebas ninja”, puede hacer que se sientan más motivados y comprometidos.
  • Planificación y organización: Ayuda a los niños a organizarse con un horario de estudio regular. Esto les permite distribuir su preparación en el tiempo y evita la sensación de urgencia de última hora. Ayuda a los niños a crear un horario de estudio que incluya tiempo para repasar y practicar regularmente.
  • Anímalos a que formen grupos de estudio con compañeros: La colaboración con otros compañeros puede ser beneficiosa. Ayuda a los niños a formar grupos de estudio donde puedan discutir el material y hacer preguntas entre ellos.
  • Anímalos a pedir ayuda cuando sea necesario: Enseña a los niños a no tener miedo de pedir ayuda a maestros, tutores o padres si no entienden algún concepto. Resolver dudas a tiempo es crucial para una buena preparación.
  • Enséñales una toma de apuntes efectiva: Enseña a los niños a tomar notas mientras estudian. Destaca la importancia de resumir la información clave, usar abreviaturas y crear esquemas o mapas mentales para facilitar la comprensión.
  • Crea un ambiente de estudio que favorezca la concentración: Asegúrate de que tengan un lugar tranquilo y libre de distracciones para estudiar. La iluminación adecuada, una silla cómoda y materiales de estudio organizados pueden mejorar la concentración.
  • Enséñales a administrar el tiempo durante el examen: Enfatiza la importancia de administrar el tiempo durante el examen. Un buen consejo al afrontar un examen es asignar un tiempo específico a cada sección, comenzar por responder primero las preguntas más fáciles y luego regresar a las preguntas más difíciles Esta estrategia puede evitar que se sientan abrumados al principio, aumenta su confianza y les da la oportunidad de relajarse y pensar con claridad.
  • Relajación y respiración: Enseña técnicas de relajación como la respiración profunda para reducir la ansiedad antes y durante el examen. Respirar lenta y profundamente puede calmar los nervios
  • Revisión y corrección: Enseña a los niños a revisar sus exámenes una vez que hayan terminado. Esto puede ayudar a identificar y corregir errores antes de entregar el examen o tarea. Destaca la importancia de verificar el trabajo dos veces, al igual que un ninja verificaría sus preparativos antes de una misión.
  • Entrenar el hacer exámenes: Proporciona a los niños preguntas y ejercicios de práctica relacionados con el material del examen. Practicar es fundamental para fortalecer el conocimiento y la confianza. Esto reduce la ansiedad y aumenta la confianza en sus habilidades.
  • Fomenta la autonomía: Con el tiempo, anima a los niños a aplicar estas técnicas por sí mismos. La independencia en el estudio y la preparación para los exámenes es una habilidad valiosa que desarrollarán con el tiempo.
  • Reconoce el esfuerzo: Celebra los logros, incluso si no son perfectos. Reconocer el esfuerzo y la mejora es fundamental para mantener la motivación y la autoestima.
  • Mantén un equilibrio: Recuerda que el juego y el tiempo libre también son esenciales para el desarrollo de un niño. No presiones en exceso ni sobrecargues con el estudio, ya que esto puede causar estrés adicional.
  • Alimentación y sueño adecuados: Recuerda que una dieta equilibrada y un buen descanso son fundamentales para el rendimiento mental. Evitar la cafeína antes del examen y asegurarse de dormir lo suficiente es importante.
  • Sé un modelo para seguir: Demuestra una actitud positiva hacia el aprendizaje y los desafíos. Los niños tienden a imitar el comportamiento de los adultos, por lo que ser un ejemplo de concentración y resiliencia es importante.

Estos consejos pueden ayudar a los niños a desarrollar habilidades de estudio, reducir la ansiedad relacionada con los exámenes y gestionar mejor el tiempo a la hora de hacer un examen con el fin de lograr un mejor rendimiento académico.

5) Origen del cuento “Los ninjas siempre tienen buena suerte”

Esta historia es un capítulo del libro de ficción para niños titulado “Nico, el pequeño detective”. Nico es un niño que para ayudar a los demás se hace detective, y buscando casos que resolver se embarca en todo tipo de aventuras. En este capítulo Nico pasa las vacaciones de Navidad en Segovia con sus abuelos, su hermana Sara y su primo César. Cuando están jugando cerca del Acueducto su primo se cae y se hace daño. César está triste porque tiene muy mala suerte: siempre tiene accidentes, se le pierden cosas continuamente y le salen mal los exámenes, aunque dice que estudia mucho. ¿Qué podrá hacer Nico para ayudar a su primo a librarse de su mala suerte? A lo mejor los ninjas pueden ayudarle.

Se incluye también como uno de los capítulos del libro “Educa en valores a tus hijos y conviérteles en Superhéroes” que es un manual para asegurar el bienestar y la felicidad de nuestros hijos mediante el fomento y desarrollo de sus valores fundamentales.

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© Virgilio Postigo Cubo. 2023.

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Virgilio Postigo

Telecommunications Engineer based in Madrid, Spain. Interested in technology, writing, education, psychology, health, environment, and improvement of society.